Una de las zonas más afectadas en nuestro cuerpo al realizar ejercicio son las rodillas. Diversos atletas han visto su carrera truncada o finalizada producto de múltiples lesiones en esta zona, de las cuales no han podido recuperarse en su totalidad. Sin embargo, existen diversas estrategias que te permitirán disminuir el riesgo de posibles lesiones.
Una de las zonas de la rodilla más afectadas son los meniscos, los cuales suelen sufrir desgarros, roturas o desplazamientos que alteran la movilidad de la rodilla. Este tipo de lesiones suelen darse producto de la sobrecarga física, la desviación de los ejes de la rodilla producto de un golpe o por movimientos repetitivos que fuercen esa zona.
Las lesiones en los ligamentos posteriores y anteriores son muy comunes en deportistas, y se generan por golpes, cambios de dirección muy bruscos o giros rápidos del cuerpo sin mover los pies del suelo. Finalmente, la artrosis es otra de las lesiones más frecuentes en las personas mayores, producto del desgaste del cartílago articular y el hueso
En primer lugar, las zapatillas que elijamos serán cruciales para reducir el riesgo de lesiones, pues las correctas te brindarán la amortiguación necesaria de acuerdo a tu peso. Asociado a lo anterior, una correcta alimentación te permitirá mantenerte en el peso ideal que ayudará a que tus rodillas no sufran más de la cuenta.
Por otro lado, un músculo que juega un rol muy importante en esta tarea son los cuádriceps, pues son los protectores y el sostén por excelencia. Por ello, unos cuádriceps fortalecidos ayudarán a reducir el riesgo de lesiones. Eso sí, debes tener en cuenta que luego de fortalecerlos, debes buscar que reducir la tensión de los mismos, por lo que no olvides hacer ejercicios de estiramiento, no muy intenso, pero largos.
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Si bien los cuádriceps son los músculos que ayudan a sostener las rodillas, existen una variedad amplia de ejercicios que te ayudarán a fortalecer los ligamentos y tendones que componen la rodilla. Sin necesidad de implementos extras, elevar la pierna y mantenerla recta en el aire durante 5 minutos es un ejercicio muy efectivo y beneficioso.
Asimismo, otro ejercicio que puedes incorporar es, utilizando solo una silla como soporte, elevar tus talones y mantenerte en puntas durante 5 segundos, y luego volver a la posición habitual. Este ejercicio, debes repetirlo 10 veces, con descansos de 10 segundos. Finalmente, y sin dejar de utilizar la silla, podemos pasar de sentado a una postura de 90 grados con la espalda recta y los pies firmes en el suelo, durante 10 segundos cada repetición.
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